Era el año 1910.
Carlo Badinotti, un gran apasionado de la pesca deportiva, decidió abrir una fábrica de redes. Así fue como nació Badinotti, resultado de su trabajo, tenacidad y pasión.
Con el paso del tiempo muchas cosas han cambiado en la empresa, sin embargo, el espíritu se ha mantenido igual desde que nació la empresa.
Con el tiempo, la gestión de Badinotti fue delegada de padres a hijos, y el objetivo de la empresa siempre ha seguido el mismo principio: la excelencia en la calidad de la producción.
Las decisiones correctas, junto con una amplia experiencia adquirida a lo largo del tiempo, han traído grandes resultados: Badinotti, es hoy reconocida como una de las empresas líderes a nivel mundial en producción de redes sin nudo, producidas en telares Raschel.
Gracias a esta idea de Badinotti, las redes sin nudo se utilizan en la industria de la pesca desde 1962.
Si usted piensa en la jubilación como una época en la que puede llegar a sentirse perdido o sin nada que hacer, lea a continuación lo que Giovanni Badinotti hizo.
A este caballero, después de pasar su vida laboral en las oficinas de la ciudad, le llegó el momento fatídico de la jubilación. En lugar de dejar todo de lado, decidió abrir una tienda de redes en el área de Porta Vigentina en el corazón de Milán. Esto sucedió a principios del siglo XX, Giovanni no se limitó a vender solamente las redes de pesca, sino también líneas, flotadores y todo lo que necesita un pescador apasionado para poder pescar cerca de los lagos donde vivía.
No todas las pasiones de los padres pasan a los hijos. Carlo, hijo de Giovanni, no quería saber nada de la pesca, de hecho, comenzó a trabajar como grabador. Su padre le permitió hacer lo que más deseaba, esperando que le fuera bien, pero no fue el caso.
Giovanni decide esperar cinco o seis años y luego intentó insistirle de nuevo a su hijo. Giovanni le sugirió hacerse cargo de la tienda con el fin de generar ganancias. Carlo respondió que la tienda de pesca no era de su interés y pensó que su padre había desistido de persuadirle. Pero estaba equivocado, el padre todavía tenía un as bajo la manga. Como a Giovanni le gustaba tanto la pesca, sabía dónde estaban las mejores tiendas de Milán. La mejor de ellas, que tenía una gran variedad de productos, se encontraba en Agnelo St., detrás de la catedral de Milán.

Annunciata Colosio
En ese momento la tienda era dirigida por una chica, lo cual era muy inusual en aquellos años. Ella se llamaba Annunciata Colosio, era de Monteisola, una isla en el lago de Iseo. Esta isla está llena de rederos que han trabajado en eso durante casi un siglo: el emperador Francisco José, jefe del Imperio Austro-Húngaro, dio a este pueblo la tarea de reparar las redes de la flota veneciana. Annunciata aprendió el arte de fabricación de redes de la gente del pueblo de Monteisola.
Annunciata y su familia eran maestros en el montaje de redes. Además, Annunciata era hermosa y aún no estaba casada. Giovanni inventó una manera de reunir a los dos jóvenes y unos años más tarde la chica hermosa de Monteisola se casó con Carlo. Decidieron hacerse cargo de la tienda de pesca en Porta Vicentina y, con la ayuda de Annunciata, Carlo comenzó a entender algo acerca de la pesca.
Crece La Familia Badinotti y sus Empresas
Badinotti había nacido en los años 30. Desde un punto de vista geográfico, los puntos de referencia son dos. En Monteisola, la pequeña fábrica donde los trabajadores locales producían todo a mano, en algodón u otra fibra natural, bajo el control de una hermana de Annunciata. En Milán, la tienda en la que vendían redes y otros artículos de pesca, gestionada por Carlo y Annunciata, quien manejaba la empresa. En 1934 apareció un hombre detrás del mostrador. Su nombre era Mario, primogénito de Badinotti, y en ese entonces tenía catorce años. Aprendió a hacer un nudo con hilo de algodón mejor que su madre y sus tíos, y se manejaba muy bien cuando tenía que acompañar a los padres en la entrega del producto a los clientes, cerca de los lagos.
Mario tenía otros dos hermanos, Renato y Gianni, y una hermana, Marisa. Todavía eran muy pequeños, ya les llegaría el momento de hacerse cargo de la empresa. La compañía iba bastante bien y los pedidos llegaban de todas partes de Italia. Un día Annunciata decidió dar otro impulso a la empresa y compró un telar especial con el fin de aumentar la producción. Carlo prefirió ser más cauteloso, pero nadie lo escuchó.
En 1940 llegaron las máquinas, pero también llegaron las tarjetas postales que llamaban a los tres hermanos a la guerra. Mario estuvo en Rusia como soldado. Renato fue capturado de inmediato por los británicos y enviado a un campo de prisioneros en Egipto. Gianni consiguió evitar el alistamiento, pero era demasiado pequeño para manejar la empresa, que tuvo que reducir el ritmo a pesar de los costos incurridos en la compra de la máquina nueva. En 1943 Mario regresó a Milán y fue un período difícil para él.
Mario todavía tenía en mente la masacre de soldados italianos en Rusia. Se las arregló para sobrevivir al hambre, el frío y las bombas. La guerra finalmente terminó, el país estaba en crisis y la economía no iba bien. Ese año murió el padre, pero los pescadores todavía pescaban, y seguían haciendo pedidos a Badinotti. Le tocó a Mario ayudar a Annunciata con la empresa y enseñarle poco a poco a Gianni, que tenía diecisiete años.
Se transportaban en sus bicicletas a lo largo de las calles de los pueblos alrededor del lago, para entregar las redes a los transportistas que las enviaban a los clientes. Los consejos de Annunciata parecían haber tenido mucho éxito, las máquinas proporcionaron un rápido crecimiento para la compañía. Después de la primera máquina se compraron más. A parte de los pedidos procedentes de Italia, llegaron de toda Europa: Finlandia, Dinamarca, Noruega, Grecia, de todos los países con lagos, mares y tradición pesquera. Afortunadamente, Renato, en sus seis años de prisión, había aprendido inglés.
La Primera Red de Nylon sin Nudos
La revolución llegó desde los Estados Unidos, con el rock and roll y las gafas 3D, a finales de los años cincuenta. Apareció el nylon, material resistente y económico que inmediatamente llamó la atención en Italia. Badinotti estaba realmente interesado en esta nueva fibra. Presentó solo un inconveniente: no se sostenía bien el nudo. Llegaron muchas quejas de clientes y proveedores.
Mario y sus hermanos hicieron todo lo posible para resolver el problema. No querían volver a la producción de redes en algodón; sabían que el nylon iba a ser muy importante en el futuro. Hicieron un acuerdo con Orsi Mangelli, fabricante de calcetines en Forlì, para comprar algunos de sus residuos a un precio reducido y utilizarlos para las redes.
Un día, el dueño de Mangelli reveló que sabía de un ingeniero recientemente llegado de Venezuela con algo nuevo: una red sin nudo. La técnica era interesante, no requería mucho trabajo y resolvería el problema de una vez por todas. Mario y sus hermanos se contactaron con el ingeniero de Hawaii para hacer una negociación. Todo parecía ir bien, hasta que el hombre pidió 100 millones de dólares? por la venta de la patente.
Badinotti no tenía 100 millones en ese entonces, y si los hubiera tenido, probablemente no habrían hecho el trato. A Mario le tomo algún tiempo responder y comenzó la búsqueda de alternativas. Para construir las redes sin nudo, vio al ingeniero utilizar un telar Raschel, el mismo adoptado para el encaje. En un período en el que internet no existía, se las arregló para encontrar la compañía alemana que construía las máquinas.
Viajó a Alemania para ver las máquinas, probarlas y las compró; sin duda, eran las que producían el encaje y las redes sin nudo. El ingeniero decidió demandarlos, pero se dio cuenta que la técnica se había utilizado en la década de 1850, y que no había una patente estadounidense, pues había expirado. Fue un punto a favor para Badinotti. Unos años más tarde otras compañías lo siguieron, pero Badinotti fue la primera compañía en entrar en el mercado de la red sin nudos. Con estas nuevas máquinas, Badinotti logró bajar sus costos de producción, producir más volumen, y tuvo la posibilidad de invertir, para producir redes para la acuicultura y otros sectores, como las redes de protección, voleibol y tenis.

Photo Credit: Photo courtesy of KARL MAYER Verwaltungesellschaft mbH


Expansión de Badinotti en Perú
It is 1962, Mario’s four-year-old son, Giancarlo, is sitting at the kitchen table listening to parents talk and hears the word “Peru”. He’s never heard the word before. Mario explains to his family that it was necessary for their family to move to Peru. Why?
For a number of years, Badinotti has been receiving Peruvian orders and Mario discovered there was no knotless net manufactured in the country. He quickly grasped the opportunity presented by a large fishing industry, abundance of affordable real estate and low labour costs. Thus, Mario moved to Peru to establish future production facilities prior to having his family join him.
What did the rest of the family think of Peru? Annunciata had a positive attitude towards the move. Giancarlo has some memories of the trip. He remembers a small port – probably Genoa – and a ship. After spending many days at sea playing with his brother Roberto, sailors and ropes, he recalls the family arrived in Panama. Upon, their arrival, Mario eagerly welcomed his family and they together flew to their home destination: Lima, Peru.
Badinotti opened a production facility in Peru in 1963.
The Badinotti’s family home was located within the factory grounds and was by no means a mansion. Since the home was very close to production, as child, Giancarlo had easy access to the frames, ropes or nylon materials used in net production. After living in Peru for a year, Giancarlo was ready to start schooling. So, Mario and his wife decided that it would be best to have their sons attend school back in Italy. Mario would remain and Peru and his sons would visit his father every three months.
Aumento de Operaciones en Italia
El mercado fue creciendo gracias al auge de la piscicultura. Las decisiones al parecer fueron las correctas, pero Giancarlo sabía muy bien que su padre y sus tíos antes de salir para Perú le habían dejado un pequeño regalo. La fábrica en Monteisola fue vendida; era esencial vender la fábrica porque las redes eran fabricadas principalmente a mano. Adicionalmente no había más espacio disponible para la expansión. Además, los costos de transporte eran muy caros. La planta Badinotti se trasladó a Franciacorta, cerca de Iseo. Había un cobertizo de 6.000 metros cuadrados donde se pudieron acomodar muchas más máquinas.
Crecimiento Continuo: La década de 1970 hasta la actualidad

En los años setenta en Italia hubo una quincena de empresas como Badinotti, hoy en día hay solo dos. A principios de los años ochenta, Badinotti producía alrededor de 250 toneladas de redes al año. Hoy Badinotti produce por lo menos cinco veces más, y tiene la mayor cuota de mercado de las redes sin nudo en el mundo.
A principios de los años noventa Carlo Badinotti, hijo de Renato, se une a la nueva estructura de Franciacorta. Luego vino Paolo, el hijo de Marisa, la última hija de Annunciata. Tras el fallecimiento de la madre, el menor de los tres hermanos, Gianni, que había logrado escapar de la llamada al frente durante la Segunda Guerra Mundial, decidió adoptar a Gianangelo. De esta manera Gianangelo, que todo el mundo llama Paolo, se convierte en un Badinotti en todos los aspectos.
Roberto, hermano de Giancarlo, vive en Perú y es el director de Retex Peruana.
El nombre y la reputación de Badinotti continúan creciendo a nivel mundial. Para seguir con la tradición, en el año 2016, Giancarlo, Carlo, Paolo y Roberto decidieron dejar sus cargos gerenciales y continuar solo como miembros de la junta directiva.
El grupo es actualmente liderado por gerentes externos a la familia Badinotti, los que continuarán con la tradición y ayudarán a mantener esta maravillosa historia por muchos años más.